Medita, danza, canta; entra en tu interioridad más y más a fondo. Escucha con más atención a los pájaros que cantan, observa a las flores con asombro y maravilla. No cultives el conocimiento, no continúes etiquetando cualquier cosa… Conoce a la gente, mézclate con ella, involúcrate con tantas personas como sea posible, ya que cada uno expresa una faceta diferente de lo divino, aprende de la gente. No tengas miedo, la existencia no es tu enemiga. Ten fe y comenzarás a sentir una nueva fuente de energía: esa energía es el amor. Esa energía quiere bendecir toda la existencia, porque la energía en cada ser humano se siente bendecida.