El concepto compasión, desde el punto de vista que aquí ofrecemos, es la inclinación de la mente y el deseo de corazón de que todos los seres vivos, sin excepción, estén libres del sufrimiento y sus causas. Según esto, toda persona, incluida nosotros mismos, es merecedora de compasión, o en este caso, de autocompasión. La autocompasión significa tratarnos a nosotros mismos de la misma manera amable y comprensiva como trataríamos a una persona a la que amamos y que estuviera pasándolo mal.
Kristin Neff, pionera en el estudio científico de la compasión, diseñó un modelo que descompone la respuesta autocompasiva en los siguientes elementos:
- MINDFULNESS: Implica hacernos conscientes de la experiencia momento a momento, sin juzgar. En este sentido, posibilita darnos cuenta de nuestro sufrimiento con aceptación.
- HUMANIDAD COMPARTIDA: Este componente conlleva la toma de conciencia de que el sufrimiento es algo universal y forma parte inevitable de la vida. Nos abre a la interrelación.
- AUTOAMABILIDAD: Una vez que somos conscientes de nuestro sufrimiento y que este nos afecta a todos, solo cabe tratarnos con amabilidad, al igual que lo haríamos con alguien a quien quisiéramos mucho. Nos cuidamos a nosotros mismos porque sufrimos.
Juntos, estos componentes nos acercan a un estado de presencia cálida y conectada.